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Sobre la posibilidad de vivir rota

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La casa

Tengo la sensación de haber habitado antes esta frustración. Reconozco esta casa  construida sobre suelos lacustres y sueños fugaces. Sin resistencia experimento en mi vientre el dolor y el vacío que dejaron las expectativas y todos los razonamientos con que argumentaba cada decisión para construirme una maternidad ganada o merecida. Dolor y ansiedad desarman identidades. Suelto la mentira con la que me protegí y descubro en mí, más luz de la que creí tener. Asumir el valor de vivir sin engañarme más, hacia la única dirección posible. Sobrevivir. Convertirse en lo que sea necesario y buscar la vida. No seré yo quien derrumbe esta casa para construir la comprensión y la calma con la que llegan los años. La estabilidad de mis pies descansa en algo más perdurable que el deseo. Suelto mis problemas de autoridad ante Dios, mi falta de confianza y el miedo profundo a ser olvidada. Entregar esta casa es dejar de vivir cansada haciendo esfuerzos imposibles porque es así como ent

Valor y miedo

Un día se instala el miedo y corroe cada pensamiento. De alguna manera hay que sobrevivir sufriendo y funcionando al mismo tiempo. Nadar oceanos de incertidumbre hacia el apauso y la aceptación. Me obsesioné con la razón y la verdad. Creí lo que me dijeron un par de confundidos persiguiendo sus propios fantasmas de libertad y felicidad. Cerré las puertas e invité a casa al miedo vestido de arrogancia. Una ilusión que es roca, que separa y duele al mirar a los demás a través de la ventana, lejos de mi naturaleza.  Me perdí de tanto ver afuera. Cansada de no tener ni puta idea, de no saber, caí de rodillas ante la incertidumbre y ahí me quedé un rato hasta conocer mi humildad. Vi entonces verdades cayendo a pedazos al observarlas y considerar que podrían no ser ciertas, revelando la belleza de mi vulnerabilidad, hasta admitir que no necesito nada que no esté ahora mismo a mi alcance. Dejé de negar mi belleza y mi realidad. Dejé de pealear con Dios y que me quemara ese fueg

impermanencia

Mis aspiraciones son seguramente las mismas de millones de individuos (con tanto miedo y tan ciegos como yo).   Las mismas palabras, las mismas preguntas equivocadas, los mismos cuentos de libertad. Buscando como imbéciles del otro lado del aparador y con la llave colgada en el cuello todo el tempo. Todos pagando la cuota por algo que no vamos a obtener jamás, no mientras la búsqueda sea en los mismos lugares. Me formé entonces en la fila de la insatisfacción y la infelicidad, vi pasar los más bellos atardeceres estando de pie y enojada. Me asumí parte del ejército de los resentidos, haciendo del enojo arma, escudo y disfraz.   Con la inocencia y belleza de un niño que cree no ser visto al taparse el rostro con las manos pequeñitas, creí que enojada no se notaba el miedo, el mismo miedo que ardía en todos los de la fila, aunque hubiesen llegado antes. Una necesidad de pertencer a lo que sea, al sitio equvicado, a la persona ocupada, al lugar donde no cabe ya nada más.

Victoria

Por un tiempo y como siempre, pensé el futuro distinto. Este futuro, el de hoy en el que reapareces, tiene una dimensión distinta al menos para mi. Probablemente es la primera vez que te veo completa y te respeto tal cual, sin la lastimosa necesidad de cambiarte y que seas otra: la que surgía de expectativas alucinadas, de mis vacíos y mis miedos. Al fin te quité de encima mis carencias, y mis frustraciones. Te empecé a ver con la quietud que da la realidad manifestándose, observo tu verdad floreciendo y comprendo entonces en qué consiste la pertenencia y el amor.  Libre de mi control, amo que seas tú, saberte real y cierta. Amo mi vida y la tuya, la historia que ambas nos contamos y a partir de la cual fui soltando el peso de no ser honesta y de poner arrogancia donde dolía tener que estar sola conmigo y odiándome. Pensar en el amor de mi vida fue inquietante por la simple posibilidad de haberlo perdido, hasta que tu presencia me recordó cómo mirarme frente al espejo y reconocerm

Irritable

Es una intolerable desesperación desde donde algo del interior quiere reventar, salir por la piel y por los ojos. Escupir verdades tajantes, absolutas… De golpe único y definitivo, estridente, seco; pero liberador. Soltar en esas verdades todo el peso del pensamiento que moldea en mi rostro incómodas expresiones de cansancio. Crear desde la desesperación. Crear desde el absurdo, de la inquietud extrema y mi falta te paz. Te cambio una gran idea por volver a mi hogar. Arrojo entonces todo el color interno, las palabras que por dentro desgarran la mente, los recuerdos y todo eso que no fue posible.

la historia en que te conocí

Te escribo pensamientos sin nombre, emociones y dudas. Subo desde tus piernas hasta tus playas en letras que tienden puentes del amor hacia el deseo. Camino tus orillas y mis manos escriben en tu cuerpo las razones de este ahora nuestro que es amor y tiempo, ausencias y silencio color tu nombre. Busco anclar mi vida a la tuya y me asomo al mundo que desde ahí se dibuja: tú, el mundo en el que siento el vértigo del destino invitándome a saltar. Estoy suspendida en este cuerpo que tiene ahora tu nombre escrito con besos, justo antes de cruzar las líneas que tus palabras claramente trazaron en la cartografía de mi espalda dormida. Navego tu cama que tendrá, según las circunstancias, su propio naufragio en tus orillas de mujer donde he de construir mi casa y he de leer al destino la historia en que te conocí y de un momento a otro fue primavera tu llegada insoportablemente hermosa...