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T2

Llevamos el tiempo en la ropa puesta, esa que desesperadamente desabotonamos para respirarnos desde dentro, para decir te amo con el silencio de solo mirarte y querer interpretar lo que tus ojos ven en los míos. Rebasar los límites de la temporalidad. Llevamos el tiempo en una maleta que ye se ha extraviado. Lo registramos en el acceso a un estacionamiento en el que el tiempo fue otro según la relatividad de nuestros besos y gravedad cero en tu cuerpo húmedo adherido a mis deseos hechos amor, palabras dulces e infinitas trayectorias del alma.
Tiempo por el que nos desplazamos sin sentir el piso, que hay que llenar y disfrutarnos al máximo porque no sabemos si ha hay futuros, solo sé que estoy viviéndote, que al fin caminamos con la maleta del tiempo en nuestra mano y esperamos con la certeza que da haber sincronizado nuestros relojes esta vez para entrar a tiempo al mañana.
Somos tiempo andando de la mano, una despedida que es un beso interminable. Te quiero con peligro, te espero. Eres lo mejor que he vivido Susana y no quiero saber si eres cierta o no, solo tengo a hora este aroma a felicidad que dejó tu cuerpo en el mío. Tengo la piel llena: amor y besos. Soy la prueba de que aquí estuviste, a pesar de que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio, fuimos dos en el mismo cuerpo. Una lengua, el mismo pensamiento con pedazos de tus recuerdos y los míos. Tus palabras que me visten. Tus manos que me quitan la ropa que es tiempo recorrido de cada una y si lo sumamos parece felicidad.
Abordaste mi alma, artefactos de vuelo que te llevan a otra ciudad, recorres mis tristezas y deseos. Eres todos mis tripulantes, una constelación de afectos en que brilla tu protagonismo. La velocidad va marcada por la calma y la paciencia con que nos hemos encontrado. Llegas a tiempo.

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