Este tejido de vidas, y sinsabores… una historia, la nuestra, tuya y mía, la única, ninguna. Efectivamente, los hilos son de tristezas y chistes malos; de tiempo, de espera, de pensamientos y de enojos. Inicio y fin sin fin, en cada vuelta, el mismo lugar, con una línea arriba, pero al fin, el mismo sitio.
Una despedida, un adiós, un para siempre que es nunca… nunca absoluto, de esos que la imaginación no alcanza. El corazón se incendia y se apaga, se ahoga en llantos silenciosos, y después, un latir lento, que despierta con el frío matutino, en gris-blanco y verde, en ventana mojada, en tristezas que escurren una a una, deteniéndose de la anterior, empujando a la siguiente.
Caminar lento, sin norte, sin caminar realmente. Dos pasos adelante, tres atrás. Con este pensar que me rebasa, abandona mi cuerpo, después abandona al mismo pensar. Gotas caen, pensamientos arrastrando pensamientos, empujando al siguiente momento.
Y lo muerto, muerto está… Lo vivo, solo puede quedarse esperando su absoluto, esperando y empujando momentos, dividiéndose en historias, océanos, idiomas y sexos. Dividiéndose entre lo vivo y lo muerto, entre la memoria y un respirar agitado que también se ha de apagar.
Y estos hilos se han transformado, ahora te abrazan, son mis brazos que no llegan hasta ti.
Si en verdad el alma está en mi frente, besé mil veces tu alma mi niña, la amé otras mil y te dije: “siempre voy a estar contigo”… sin saber que realmente era mi primer para siempre, y el tuyo. Prometí no dejarte, te di mi nunca más y dios vino a reírse de mis promesas, de mis pobres brazos y mi pobre voz. Entonces me dio, su nunca más. Te abracé como esperando detener la vida que se te iba sin darme cuenta, te respiré y te besé tratando de tenerte conmigo, en mi aliento, detenerte con la fuerza de mi miedo, pero me quedé con tu cuerpo. En el abandono, tu cuerpo y yo sin ti. Pero, aún no hablábamos de esto, de tus decisiones. Sé que no querías partir, cómo planear lo que no se quiere?, cómo preguntar sobre tu muerte?, cómo pensarla cuando es el enemigo?
La voluntad no es suficiente, ni la fuerza, ni el trabajo. Basta un momento no planeado, para que la vida te arrebate la muerte que con tanto sufrimiento escondes en el último cajón, el que no se desea abrir hasta haber vaciado los anteriores. Tus cajones quedaron llenos de recuerdos y de tu ser, impregnados tus objetos de ti, yo de ti, tus objetos y yo tan solos y tan tuyos, tan llenos de ti, de tu amor, ahora amo tus objetos, y me quedo en tu cajón, esperando que lo abras, que tomes lo necesario, me lleves contigo. Y me quedo esperando mi absoluto, junto a tus cosas, junto a mayo, junto al jueves, con tus sonidos bien guardados para no dejarlos ir con el desgaste de la memoria, que es hasta ahora lo único q no te deja ir, de donde no se ha desvanecido tu imagen. Lo mío y que nadie ha de quitarme.
Voy a cantar tu nombre imborrable del tiempo que soy. Contar tu historia que es la mía, que es la misma y ninguna. Que tú y yo somos la misma cosa, que estoy viva y muerta al mismo tiempo.
Es que aquí se quedó tu vida, tu futuro partido en los pedazos que somos aquí sin ti, el hueco en que nos convierte este futuro sin sabor, sin sustancia. Tu vida, tu espacio, tu ser, tu amor, tu pensar y decir.
“…y se fue con el sol de abril, sin miedo y sin discutir. Y dejó tanto por aquí, su vida y también a mí”… “su corazón gigante, no se quería marchar, pero la ingrata muerte no quiso más… ”
¿A caso lo sabías? Una vez me dijiste: “ya vamos a tratar de estar bien, no sabemos que va a pasar mañana”. Es que ahora mismo te recuerdo y eres tan real que no es lógica tu ausencia, es ridícula esta vida sin ti. Aún no entiendo que no estás, quiero que estés y no encuentro el modo de creerlo verdaderamente. Es que tus credenciales tienen un nombre y una foto que no tienen quien las porte.
“no luce la luna sin traerla en sueños, ni brilla una estrella sin que vea sus ojos”
“sirena vuelve al mar, varada por la realidad… y dedicarte un sueño, cerrar los ojos y sentir oscuridad inmensa…”
Es que estábamos tan cerca tanto tiempo… este tiempo todo que soy… hasta mis últimos 4 meses… he sido tú, el mismo tejido… tu voz está tan dentro impregnando mi memoria de tu aroma y tus capas. Tu piel, tu aliento, tu enojo y tus pasos.
Una despedida, un adiós, un para siempre que es nunca… nunca absoluto, de esos que la imaginación no alcanza. El corazón se incendia y se apaga, se ahoga en llantos silenciosos, y después, un latir lento, que despierta con el frío matutino, en gris-blanco y verde, en ventana mojada, en tristezas que escurren una a una, deteniéndose de la anterior, empujando a la siguiente.
Caminar lento, sin norte, sin caminar realmente. Dos pasos adelante, tres atrás. Con este pensar que me rebasa, abandona mi cuerpo, después abandona al mismo pensar. Gotas caen, pensamientos arrastrando pensamientos, empujando al siguiente momento.
Y lo muerto, muerto está… Lo vivo, solo puede quedarse esperando su absoluto, esperando y empujando momentos, dividiéndose en historias, océanos, idiomas y sexos. Dividiéndose entre lo vivo y lo muerto, entre la memoria y un respirar agitado que también se ha de apagar.
Y estos hilos se han transformado, ahora te abrazan, son mis brazos que no llegan hasta ti.
Si en verdad el alma está en mi frente, besé mil veces tu alma mi niña, la amé otras mil y te dije: “siempre voy a estar contigo”… sin saber que realmente era mi primer para siempre, y el tuyo. Prometí no dejarte, te di mi nunca más y dios vino a reírse de mis promesas, de mis pobres brazos y mi pobre voz. Entonces me dio, su nunca más. Te abracé como esperando detener la vida que se te iba sin darme cuenta, te respiré y te besé tratando de tenerte conmigo, en mi aliento, detenerte con la fuerza de mi miedo, pero me quedé con tu cuerpo. En el abandono, tu cuerpo y yo sin ti. Pero, aún no hablábamos de esto, de tus decisiones. Sé que no querías partir, cómo planear lo que no se quiere?, cómo preguntar sobre tu muerte?, cómo pensarla cuando es el enemigo?
La voluntad no es suficiente, ni la fuerza, ni el trabajo. Basta un momento no planeado, para que la vida te arrebate la muerte que con tanto sufrimiento escondes en el último cajón, el que no se desea abrir hasta haber vaciado los anteriores. Tus cajones quedaron llenos de recuerdos y de tu ser, impregnados tus objetos de ti, yo de ti, tus objetos y yo tan solos y tan tuyos, tan llenos de ti, de tu amor, ahora amo tus objetos, y me quedo en tu cajón, esperando que lo abras, que tomes lo necesario, me lleves contigo. Y me quedo esperando mi absoluto, junto a tus cosas, junto a mayo, junto al jueves, con tus sonidos bien guardados para no dejarlos ir con el desgaste de la memoria, que es hasta ahora lo único q no te deja ir, de donde no se ha desvanecido tu imagen. Lo mío y que nadie ha de quitarme.
Voy a cantar tu nombre imborrable del tiempo que soy. Contar tu historia que es la mía, que es la misma y ninguna. Que tú y yo somos la misma cosa, que estoy viva y muerta al mismo tiempo.
Es que aquí se quedó tu vida, tu futuro partido en los pedazos que somos aquí sin ti, el hueco en que nos convierte este futuro sin sabor, sin sustancia. Tu vida, tu espacio, tu ser, tu amor, tu pensar y decir.
“…y se fue con el sol de abril, sin miedo y sin discutir. Y dejó tanto por aquí, su vida y también a mí”… “su corazón gigante, no se quería marchar, pero la ingrata muerte no quiso más… ”
¿A caso lo sabías? Una vez me dijiste: “ya vamos a tratar de estar bien, no sabemos que va a pasar mañana”. Es que ahora mismo te recuerdo y eres tan real que no es lógica tu ausencia, es ridícula esta vida sin ti. Aún no entiendo que no estás, quiero que estés y no encuentro el modo de creerlo verdaderamente. Es que tus credenciales tienen un nombre y una foto que no tienen quien las porte.
“no luce la luna sin traerla en sueños, ni brilla una estrella sin que vea sus ojos”
“sirena vuelve al mar, varada por la realidad… y dedicarte un sueño, cerrar los ojos y sentir oscuridad inmensa…”
Es que estábamos tan cerca tanto tiempo… este tiempo todo que soy… hasta mis últimos 4 meses… he sido tú, el mismo tejido… tu voz está tan dentro impregnando mi memoria de tu aroma y tus capas. Tu piel, tu aliento, tu enojo y tus pasos.
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