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3:00 am

Hay que salir a las 3:00 a.m. para tomar la autopista antes del amanecer. Duerme un poco, si quieres, yo estaré aquí atenta al tiempo que viene. Te aseguro mujer que estaremos pronto del otro lado del destino. La vida no nos ha dejado atrás, a pesar de la espera, de cada interrupción en los caminos que hemos seguido.
Vimos tantas despedidas y encuentros planeados que llegué a sentirme conmovida por la fuerza que el amor lleva en sus artefactos de transporte. Los aéreos son mis favoritos.
Susana duerme. Te observo, te pienso. Esa sonrisa que vale cuarenta mil euros, me hace dudar del sinsentido de la vida y la belleza. Aunque bien podría confirmar efectivamente que no lo tiene, que nada lo tiene, que tu sonrisa es tan inútil como mis esfuerzos por querer descifrar al amor y a todas las mujeres en tu modo de caminar. Precisamente por eso me quedo con tu sonrisa, es el placer más grande hecho luz, calor invadiendo mi cuerpo. Entra por el pecho y se expande hacia los brazos (puedo sentir debilidad mientras cargo esta maleta que cada vez pesa más). Despiertas, me miras, sonríes de nuevo, sin comprenderlo lo tomo. Solo tu sonrisa es la puerta a la paz. Es tal vez lo que siempre busqué, una imagen imposible poseer. Por lo tanto te beso. Me abrazas entonces con tanta fuerza y quiero quedarme aquí, que aquí se corte la película, o que siga, ya no importa.

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