Antes que todo pase, mi niña, estaremos a salvo… este silencio protege nuestro más grande secreto: ese que tus ojos gritan detrás del personaje que canta. Voy por un camino oculto a tus brazos que son fuego, recorriendo tus mundos y tus superficies, escalando el misterio del amor en ir y venir de viento y silencio…
Agregamos tiempo a la mezcla, tiempo lento y desesperante, tiempo que nunca alcanza, que se roba y se extiende. Al distraerse el mundo, metemos la mirada al fondo del costal de certezas, robo dos de ellas, esa de que te quiero y la otra, de que me quieres…. Después viene el mundo, donde efectivamente ya casi no hay nada que no te contenga y que no llueva ya tu color y tus silencios… la misma ausencia va llena de ti mi niña, de esa imagen que desborda mis ojos en lágrimas de no tenerte.
Saberte cierta e imposible, escribirte mundos para leerlos a tu lado y entonces creer, sin comprobar nada, sólo creer que las cosas son posibles, aunque la vida grita lo contrario, creer en ti y en mi, en este barco que atraviesa tormentas y es tormenta… tus ideas y las mías, nuestros cuerpos en tormenta de media noche, tormenta en tus ojos al no entenderme ni descifrar mis signos, tormenta igual al descifrarlos y comprobar que ya lo sabías, que siempre lo supiste, pero necesitábamos la evidencia del tiempo una vez más, para no quedar varadas en la nada, suspendidas en la contemplación del futuro incierto.
Ahí va la nave hacia el absurdo tal vez, mientras tanto te amo y te observo poniendo orden en este barco, pintando azul nuestro destino, nuestro absurdo de felicidad y angustia. Haces canciones a las estrellas con las que trazo el mapa por el que avanzamos, no importa dónde seguramente hacia tus brazos otra vez, nuestra casa, dónde llegar y darte un beso antes de los silencios donde empezó este viaje.
Agregamos tiempo a la mezcla, tiempo lento y desesperante, tiempo que nunca alcanza, que se roba y se extiende. Al distraerse el mundo, metemos la mirada al fondo del costal de certezas, robo dos de ellas, esa de que te quiero y la otra, de que me quieres…. Después viene el mundo, donde efectivamente ya casi no hay nada que no te contenga y que no llueva ya tu color y tus silencios… la misma ausencia va llena de ti mi niña, de esa imagen que desborda mis ojos en lágrimas de no tenerte.
Saberte cierta e imposible, escribirte mundos para leerlos a tu lado y entonces creer, sin comprobar nada, sólo creer que las cosas son posibles, aunque la vida grita lo contrario, creer en ti y en mi, en este barco que atraviesa tormentas y es tormenta… tus ideas y las mías, nuestros cuerpos en tormenta de media noche, tormenta en tus ojos al no entenderme ni descifrar mis signos, tormenta igual al descifrarlos y comprobar que ya lo sabías, que siempre lo supiste, pero necesitábamos la evidencia del tiempo una vez más, para no quedar varadas en la nada, suspendidas en la contemplación del futuro incierto.
Ahí va la nave hacia el absurdo tal vez, mientras tanto te amo y te observo poniendo orden en este barco, pintando azul nuestro destino, nuestro absurdo de felicidad y angustia. Haces canciones a las estrellas con las que trazo el mapa por el que avanzamos, no importa dónde seguramente hacia tus brazos otra vez, nuestra casa, dónde llegar y darte un beso antes de los silencios donde empezó este viaje.
desde las primeras palabras me fui a la esquina decadente donde todo pierde sentido y entonces, como la vida, así, tan mágicamente me he convertido en una esquina ambulante esperando encontrarte otra vez, y lograr entonces, que pierdas sentido conmigo...
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