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Mostrando las entradas de 2018

impermanencia

Mis aspiraciones son seguramente las mismas de millones de individuos (con tanto miedo y tan ciegos como yo).   Las mismas palabras, las mismas preguntas equivocadas, los mismos cuentos de libertad. Buscando como imbéciles del otro lado del aparador y con la llave colgada en el cuello todo el tempo. Todos pagando la cuota por algo que no vamos a obtener jamás, no mientras la búsqueda sea en los mismos lugares. Me formé entonces en la fila de la insatisfacción y la infelicidad, vi pasar los más bellos atardeceres estando de pie y enojada. Me asumí parte del ejército de los resentidos, haciendo del enojo arma, escudo y disfraz.   Con la inocencia y belleza de un niño que cree no ser visto al taparse el rostro con las manos pequeñitas, creí que enojada no se notaba el miedo, el mismo miedo que ardía en todos los de la fila, aunque hubiesen llegado antes. Una necesidad de pertencer a lo que sea, al sitio equvicado, a la persona ocupada, al lugar donde no cabe ya nada más.

Victoria

Por un tiempo y como siempre, pensé el futuro distinto. Este futuro, el de hoy en el que reapareces, tiene una dimensión distinta al menos para mi. Probablemente es la primera vez que te veo completa y te respeto tal cual, sin la lastimosa necesidad de cambiarte y que seas otra: la que surgía de expectativas alucinadas, de mis vacíos y mis miedos. Al fin te quité de encima mis carencias, y mis frustraciones. Te empecé a ver con la quietud que da la realidad manifestándose, observo tu verdad floreciendo y comprendo entonces en qué consiste la pertenencia y el amor.  Libre de mi control, amo que seas tú, saberte real y cierta. Amo mi vida y la tuya, la historia que ambas nos contamos y a partir de la cual fui soltando el peso de no ser honesta y de poner arrogancia donde dolía tener que estar sola conmigo y odiándome. Pensar en el amor de mi vida fue inquietante por la simple posibilidad de haberlo perdido, hasta que tu presencia me recordó cómo mirarme frente al espejo y reconocerm

Irritable

Es una intolerable desesperación desde donde algo del interior quiere reventar, salir por la piel y por los ojos. Escupir verdades tajantes, absolutas… De golpe único y definitivo, estridente, seco; pero liberador. Soltar en esas verdades todo el peso del pensamiento que moldea en mi rostro incómodas expresiones de cansancio. Crear desde la desesperación. Crear desde el absurdo, de la inquietud extrema y mi falta te paz. Te cambio una gran idea por volver a mi hogar. Arrojo entonces todo el color interno, las palabras que por dentro desgarran la mente, los recuerdos y todo eso que no fue posible.