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Mostrando las entradas de marzo, 2008

evidencia 8

Espero a Susana que llegará en cualquier momento. Le traje un vestido nuevo que va perfecto con sus zapatos rojos, los mismos que usó el día de su boda. Fuimos tan felices de saber que no fuera cierto, de saber que la vida es una broma muy mala en la que a veces podemos encontrar agua dulce en el oleaje de esta mujer. Es verano, tengo la ropa ideal para estar al sol con ella y la playa, el calor de su mirada y le pediré consejos porque ella tiene muy buen gusto y sentido de la moda. Llegó con el oporto y la mirada encendida de experiencia. La vida trajo la esperanza perdida de donde surgimos. Trajo de nuevo luz a esta casa llena de sueños colgados como estrellas en cada una de sus esquinas. ¡Al fin llegaste mi niña! Fueron muchos intentos mal logrados, tenía piezas sueltas de todas las mujeres que conocí y me rompieron el corazón. Sin que lo supieran rescaté de ellas lo mejor que se pudo, construcciones imaginarias de perfección. Esa que tu, mi imperfecta Susana, no tienes en absolut

un recuerdo, supongo

Hacemos puentes de amor y pensamientos en los que ahora duermes y yo te recorro en letras y besos. Una fuerza que mantiene la ilusión de que se está vivo. Esa energía que surge de mirarte y no comprender. Se acelera el pulso cardiaco y respiro cerca de tu oído para describir este cielo. El aroma de tu pecho en que descansamos nuestro deslizar de tiempo hecho ropas que cayeron. Estás ahora en mis brazos, una hora después, estaré en una autopista hacia al sueño de donde no quiero regresar esta noche, al menos. Tu entonces, estarías en Monterrey escribiendo tus pensamientos y recorriendo minuto a minuto nuestra espera. Cuando despierto, ya estás ocho horas más allá del ayer. Madrid te recibe con una noche fabulosa que aún no termina y lo digo porque justo ahora estoy sintiéndote dentro y en mi aliento. Besarte es abrir las puertas de la libertad. Sentirse infinita al abordar tu mirada. Viajar ahí contigo mientras me pienses y los puentes tengan su otro extremo en cualquier ciudad en que a

T2

Llevamos el tiempo en la ropa puesta, esa que desesperadamente desabotonamos para respirarnos desde dentro, para decir te amo con el silencio de solo mirarte y querer interpretar lo que tus ojos ven en los míos. Rebasar los límites de la temporalidad. Llevamos el tiempo en una maleta que ye se ha extraviado. Lo registramos en el acceso a un estacionamiento en el que el tiempo fue otro según la relatividad de nuestros besos y gravedad cero en tu cuerpo húmedo adherido a mis deseos hechos amor, palabras dulces e infinitas trayectorias del alma. Tiempo por el que nos desplazamos sin sentir el piso, que hay que llenar y disfrutarnos al máximo porque no sabemos si ha hay futuros, solo sé que estoy viviéndote, que al fin caminamos con la maleta del tiempo en nuestra mano y esperamos con la certeza que da haber sincronizado nuestros relojes esta vez para entrar a tiempo al mañana. Somos tiempo andando de la mano, una despedida que es un beso interminable. Te quiero con peligro, te esp