Tengo la sensación de haber habitado antes esta frustración. Reconozco esta casa construida sobre suelos lacustres y sueños fugaces. Sin resistencia experimento en mi vientre el dolor y el vacío que dejaron las expectativas y todos los razonamientos con que argumentaba cada decisión para construirme una maternidad ganada o merecida. Dolor y ansiedad desarman identidades. Suelto la mentira con la que me protegí y descubro en mí, más luz de la que creí tener. Asumir el valor de vivir sin engañarme más, hacia la única dirección posible. Sobrevivir. Convertirse en lo que sea necesario y buscar la vida. No seré yo quien derrumbe esta casa para construir la comprensión y la calma con la que llegan los años. La estabilidad de mis pies descansa en algo más perdurable que el deseo. Suelto mis problemas de autoridad ante Dios, mi falta de confianza y el miedo profundo a ser olvidada. Entregar esta casa es dejar de vivir cansada haciendo esfuerzos imposibles porque es así como ent
nunca la vida es tan precisa