Este tejido de vidas, y sinsabores… una historia, la nuestra, tuya y mía, la única, ninguna. Efectivamente, los hilos son de tristezas y chistes malos; de tiempo, de espera, de pensamientos y de enojos. Inicio y fin sin fin, en cada vuelta, el mismo lugar, con una línea arriba, pero al fin, el mismo sitio. Una despedida, un adiós, un para siempre que es nunca… nunca absoluto, de esos que la imaginación no alcanza. El corazón se incendia y se apaga, se ahoga en llantos silenciosos, y después, un latir lento, que despierta con el frío matutino, en gris-blanco y verde, en ventana mojada, en tristezas que escurren una a una, deteniéndose de la anterior, empujando a la siguiente. Caminar lento, sin norte, sin caminar realmente. Dos pasos adelante, tres atrás. Con este pensar que me rebasa, abandona mi cuerpo, después abandona al mismo pensar. Gotas caen, pensamientos arrastrando pensamientos, empujando al siguiente momento. Y lo muerto, muerto está… Lo vivo, solo puede quedarse esperando su
nunca la vida es tan precisa